Siempre buscando mundos de colores, confundiendo desde tan pequeño las pestañas con las cejas, tan deformado desde la infancia. Pero siempre me he movido de aquí a allá, revisando bajo las hojas y por entre las piedras para ver si encontraba algún tesoro antiguo de piratas y de indios.
Siempre anduve por allí, sin venir para acá, subestimando a los soles, diciéndoles “ey! No te necesitamos, somos libres y más brillantes que tú, tú sólo andas por allá arriba haciendo lo mismo cada día, eres un papanatas, tú y todos los tuyos”
Y cada día me fugaba muy lejos, corría y corría, durante horas, hasta que llegaba tan lejos que el sol no llegaba, a la noche. Y ahí la luna me abrazaba y me mimaba y, me cantaba todos sus sabores a melón.