A veces cuando no estás, siento como si el mundo no fuese igual. Es como si la mañana no despertara con la misma energía. Es como si los días fueran más perezosos, como si los días fueran todos iguales, sin sentido. Pareciera que mis ojos despertaran al escuchar tu voz. Es que al igual que un sol, mi pequeño mundo necesita de vos. De todas tus locuras, de tu suavidad perfecta. De tus tiernas palabras, de la mirada cansada, de tus labios enarbolados.
A veces cuando no estás, es como si el mundo se detuviera. Pareciera que yo sólo existo cuando estás tú presente, tal y como si yo fuera un personaje imaginario, tan invisible y pequeño… quisiera que sólo tú me pudieses ver, convertirme en tu personaje escondido, en el compañero etéreo. Ese que sólo existe cuando piensas en él. Y que se queda inmóvil y sin vida cuando tú estás lejos.
A veces cuando no estás, me da por pensar que los días son pequeñitos y que podrían morir con facilidad. Son tan frágiles que podrían quebrarse. No son como los días contigo, donde el tiempo se olvida de las horas y somos eternos cada cinco minutos. Y todo lo que nos damos es tan fuerte, intenso aún cuando yo no estoy.
Quizás los días son más largos cuando tú estás aquí, es como si la luna se retrasara, como si el mundo se adormeciera y el universo nos regalara una vida completa en cada segundo… Una vida para compartir todos nuestros sueños, todos nuestros mundos.
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