El Triunfo a menudo suele mentir, es uno de esos bocazas que gustan de engañar a la gente con dulces blasfemias. La victoria hace que se estanque el progreso, que se rompa la sed, el deseo y el ímpetu. El Triunfo trae la soberbia y nos hace creer preparados y ya listos.
El Victorio cae en un estado de relajo y cuando llega la derrota se vuelve iracundo, pues se ha envenenado y se ha hecho adicto al triunfo, cuando eso pasa, se pierde el control y se deja de ser quien se era.
En cambio la derrota forja carácter, enseña humildad, respeto y transforma al caído en un guerrero que no se rinde jamás. El Dolido que no muere, crece y se vuelve roble, busca formas y maneras y su mente se hace grande y fuerte… como el Mar. El Vencido se levanta para renacer de las cenizas en un nuevo vuelo, el derrotado aprende y se vuelve el mejor preparado para cuando llegue el momento. De cierto os digo que ninguno llega a la cima sin haberse arrastrado en el suelo más bajo… La Derrota es la mayor virtud para quien compite y ha sido siempre mal enfocada. El Que pierde, llega a comprender que el mayor triunfo no es mejorar en la competencia, sino como ser humano, en la vida. Ser mejor no es ganar siempre, sino Perder siendo el más grande.
Dedicado a Mis Pequeñas Ganadoras.
No hay comentarios:
Publicar un comentario