Sin estrellas en el cielo y el Sol posado en las alturas ardiente, después de las visitas de mi amado y desubicado Mar, y de unas cuantas sacudidas de piso, vino a mi como de la nada y con todo la Guapa de las Guapas, y como sin mucho afán, fue convirtiendo un día de Sol, en una tarde para jamás olvidar.
Todo comenzó con eso de un corto instante de compartir, pero como bola de nieve creció sin control, y reímos juntos de las desgracias y los sinsabores, claro también reímos de lo cómico y lo tribal. Pero esta fugitiva preciosa me raptó del mundo y por un segundo que se extendió durante horas eternas, solo existimos nosotros.
Y no fue por los chinches novelescos trágicos, ni por las declaraciones de Amor eterno que nos dimos, ni mucho menos la nueva sensación de un helado jamás antes probado, sino el goce del momento justo en el instante mismo, la simpleza de la belleza de una Guapa como pocas y la sabiduría de un loco entregados en una mezcla perfecta, lo que hizo de un día normal un recuerdo para jamás olvidar.
Y entre mil palabras una charla, nos hizo pensar, reír y abrazarnos sin fin. Y en fin, al Fin donde vaya La Guapa, al Guapo deberá llevar, como una sombra protectora, como un grito de conciencia lejano, como un abrazo que siempre nace cuando se tiene miedo.
A Mi Guapa. Te Amo. Amiga Gracias Por Aquel día y por cada instante de nuestras vidas desde la primera mirada.
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