domingo, 15 de mayo de 2011

"La Flor de Papel"


Un día me hiciste una flor de papel. Y yo la cuidé durante todo el camino a casa y al llegar a esta, la planté en tierra firme. Y la regué cada día. Allí quedó en su maceta, brillando día y noche y cada tarde entregaba sus fragancias, y no marchitaba nunca. Pues las flores de papel no se marchitan.
Y le di luz y agua y sin embargo no creció, pues las flores de papel no crecen, no viven. No pueden respirar y las abejas no se le acercan.
Y estuvo en su maceta por mucho y no se abrió nunca con el Sol, ni se cerró al anochecer, porque las flores de papel no usan la luz del Sol.  Y no hacen fotosíntesis y por lo tanto no dan oxigeno, pues las flores de papel no consumen el Co2...

Y la Flor de Papel estuvo allí, sin hacer mucho... pero era hermosa y tenía lindo aroma, ese del perfume que le pusiste y no dejaba de poseerlo, pues lo había absorbido y lo hizo inherente a su piel.
Y La Flor siguió hermosa y nunca marchitaba, pero seguía siendo una flor de papel, vacía, sin vida... Y un día decidí tocar sus pétalos, y era suave, pero no era dócil ni delicada, pues las flores de papel solo parecen muy suaves. Y me acerqué para ver si tenía espinas, pero no las tenia. Pues las flores de papel, no tienen espinas solo cortan con todos sus bordes, sin previo aviso.

Un Día puse una flor natural junto a la maceta de la flor de papel, pero con el tiempo la flor real murió, y la flor de papel seguía allí... sin vida... con algo de polvo. Y puse siempre nuevas flores reales a su lado y con el tiempo todas fueron muriendo, y la flor de papel seguía allí... Sin vida y por lo tanto sin muerte...
Una jornada me dije... plantaré una de las semillas de la flor de papel para que crezcan muchas más... pero semilla alguna dio fruto, pues en ninguna tierra fructiferó el inerte intento de la semilla de papel... pues como no conocía la muerte y no podía dar vida, ni volver a nacer...
Con el tiempo Yo morí también... y la flor de papel seguía allí... sin vida... pues nunca se atrevió a conocer la vida, temiéndole a la muerte... y nunca se atrevió a rasgar su capa de papel y convertirse en una flor real...
Y Claro con el tiempo, yo también morí y la flor seguía en pie... vacía y ya sin nadie que le admirase... pero yo volví a nacer y siendo un niño la encontré y le volví a dar agua y luz, quizás algún día de abril se decida a ser una flor de verdad...

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