Hoy buscaba con quien charlar, como no estaba nadie, me fui a buscar algún semi – extraño que pudiese escucharme sin comprender demasiado lo que le iba a decir, sin que me dijera mucho, simplemente porque no le corresponde. Como me fui por el mundo y no encontré extraños que fuesen dignos, me digne a escribir, para liberar el claustro, el profundo de mi interior, para que el eco rebote por dentro y se exponga a la luz de una luna mortal.
Como estaba cansado, le conversé a las letras, mis historias de dolores, de mis otros amores, de todos los sabores que saboreé en otros alrededores. Les dije de mis colores, de mis antiguos resquemores… les explique como era mi hogar y como se podía llegar, les conté todo lo que un día, a un oído comenté. Lo que quizás algún día a ti te susurré.
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