Hubo un tibio viento de lluvia en esa tarde gris, no era un día muy diferente, solo que mi corazón estaba silente. Guardaba silencio, por mezquino y por cansado… de triste y agotado, quizás de tanto luchar, tal vez de tanto andar… y de nunca navegar. Un día se decidió a callar, porque sabía mucho para poder contar. Posiblemente tenia sueños e ilusiones todas quebradas por algunos otros corazones. Quien sabe por qué, pero solo un día se calló y nunca más cantó, porque su canto no era para este mundo, era demasiado hermoso.
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