Escucho la música para serenar mi espíritu maltrecho. Escucho la música para acallar mis impulsos que afloran con la torpeza humana. Respiro hondo, me trago el dolor y el cansancio y sigo en pie, caminando. Jugando a la vida, como el que nunca olvida, como el que siempre espera, relegado al vacío, al dolor por elección, por amor la salvación de otros.
Escucho la música para levantar al espíritu que se molesta con el ego de las mujeres arpías, manipuladoras y falsas. Oigo el trinar de los pájaros, para serenarme y alejarme de una generación de hombres de mente frágil y pensamiento básico, para mantenerme lejos de una raza que amo.
Escucho la música, para olvidar lo triste es que ninguno de los míos comprenda lo que soy, ni mi importancia, escucho la música porque en sus sones no me encuentro solo en un mundo completamente frío y desnudo.
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