Curiosa pamplina esa de sentirme así, de nuevo vivo cuando estoy a medio morir, un segundo antes del fin del tiempo me hago el tiempo para no tomar en cuenta el tiempo que perdí, ocupado en el tiempo. Y ya es tiempo de los grises azulados y los púrpuras grisáceos, y no es tiempo de las luces oscuras ni de los curas sin cura. Y como es común lo que no se entiende, yo planeo que no entiendas lo que digo, porque es común y no algo nuevo, ni nada sorprendente. Y en la deshora de sin tiempo, me siento en la orilla del risco a contar estrellas, sin afán de ofender a los dioses del olimpo, me doy cuenta que los cielos son más profundos que las historias y que la vida tiene más que un pasado y un futuro. De eso estoy seguro. Y seguro que el tiempo del piano y de las arpas ha pasado, pues la era del hombre hace largo tiempo ya ha comenzado…
No hay comentarios:
Publicar un comentario