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Las luces aún están encendidas en el cuarto donde estuve aquella noche, es como si el tiempo jamás se hubiese quemado, como si los días se frenaran el día en que te bese, casi siento aún el calor de la habitación, y tu aroma aun no se esfuma luego de años… Ni la lluvia fuera a renovado el ambiente vacío donde estuvimos los dos… Esta el mismo colchón viejo, la frazada blanca y la pequeña mesa donde apenas alcanzaban nuestras copas y un plato… era un sitio frío y muy pequeño… pero esa mínima habitación, fue suficiente universo, el máximo esplendor de todo lo que necesitábamos… Aún las luces están brillando, en un cuarto donde el tiempo murió el día que te acaricié, no hay un solo error en la pintura perfecta de la noche de luna en que el silencio abrigó nuestra última y única aventura…
Todo sigue inmóvil desde el día en que los 5 faros te vieron partir en mis brazos…
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