Cerraba mis ojos y escuchaba la música de tus labios, el canto de tus ojos me llevaba por senderos que nunca conocí. Me envolvía en el recuerdo de tus ojos, te pensaba mientras te escuchaba, siempre fuiste canción para mi, una dulce melodía que nunca callaba en mi corazón.
Y entre el Sol y las estrellas, había un minuto muy nuestro, rojizo de otoño brillaba, y sonaba como concierto y no importó donde tú estabas, mi canto a ti cantaba y tu voz de luna a mis oídos siempre susurrabas… Como por el viento, el amor se volaba atravesando mares y montañas, en forma de recuerdo la música de nuestro momento, siempre entonaba.
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