A fuerza de desventura, su vida se vistió de lucha, a veces tropezaba pero siempre se levantaba. El día que tuvo miedo, de pronto una brisa calida me llevó a su lado, y estuve allí de su mano, aún cuando no podía verme, aun cuando no conocía mis latidos, ni mis expresiones… Un día me dijo simplemente “Quiero vivir” y entonces yo cumplí.
Ella es de esas pequeñas luces que aparecen en tu vida, son calidas como una brisa de verano, son de esas estrellitas que aparecen para hacer de tu vida un canto mucho más bello. Yo la miraba de lejos en su llanto más triste, y la vi sonriendo en su ilusión más guapa y cuando sentí en lo profundo, su interno deseo de vida y sus inmensas ganas de amar, decidí retar al universo y romper reglas por solo darle a ella una oportunidad. Y Cuando abrí la puerta ella con sus ojitos brillantes, venció la muerte y la duda y se convirtió en mariposa de mil colores, en sonrisa eterna y fue vida… y dio vida a los propios y ajenos y me dio vida a mí.
Y La vi riendo a lo lejos, cantándole al Amor, gritándole al destino que ella misma elige su camino, y ella elegía amar, vivir y reír, y desde ese día ni la ciencia ni la verdad pudieron más que la fuerza de amar. No pudieron más que su sonrisa al desear.
Y Me contó sus ilusiones más puras, iluminó los días más oscuros, con su inmensa fuerza, la caprichosa de la vida, le mostró al mundo que sonriendo todo el universo puedes cambiar.
Y Mi ojitos Brillantes, se vistió de alegría y enamoró al mundo con su gracia y luz, y cementó un futuro sin fecha, con sus alas muy lejos de la desventura voló. Sonriéndole al mundo su gran Amor.
Dedicado a la pequeña luz que habita en tus ojos.
Para ti Ojitos Brillantes –Consuelo Antonia Hoffmann-
A tu memoria.
A tu memoria.
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