A fuerza de desventura, su vida se vistió de lucha, a veces tropezaba pero siempre se levantaba. El día que tuvo miedo, de pronto una brisa calida me llevó a su lado, y estuve allí de su mano, aún cuando no podía verme, aun cuando no conocía mis latidos, ni mis expresiones… Un día me dijo simplemente “Quiero vivir” y entonces yo cumplí.

Y La vi riendo a lo lejos, cantándole al Amor, gritándole al destino que ella misma elige su camino, y ella elegía amar, vivir y reír, y desde ese día ni la ciencia ni la verdad pudieron más que la fuerza de amar. No pudieron más que su sonrisa al desear.
Y Me contó sus ilusiones más puras, iluminó los días más oscuros, con su inmensa fuerza, la caprichosa de la vida, le mostró al mundo que sonriendo todo el universo puedes cambiar.
Y Mi ojitos Brillantes, se vistió de alegría y enamoró al mundo con su gracia y luz, y cementó un futuro sin fecha, con sus alas muy lejos de la desventura voló. Sonriéndole al mundo su gran Amor.
Dedicado a la pequeña luz que habita en tus ojos.
Para ti Ojitos Brillantes –Consuelo Antonia Hoffmann-
A tu memoria.
A tu memoria.
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