Cegados por su fe no vieron el mundo que forjaron. No escucharon la voz de Dios, porque estaban gritando sus mandatos, ordenaron el como y el cuando, y exigieron absoluta sumisión… pensar y cuestionar nunca se permitió. Se vistieron de luz con un corazón negro y hoy no podrán negar sus culpas.
Mintieron la verdad, impusieron su ley por la letra y la sangre, por la fuerza y el miedo, educaron a las masas de idiotas que la veracidad estaba en la palabra muerta, en la escritura inerte y olvidaron mencionar que la verdad esta en la naturaleza. ¿En serio lo olvidaron? Pasaron su vida tristes y temerosos de sus propias mentiras, y llevaron tanto tiempo una mascara que olvidaron quienes eran y se creyeron sus injurias y como arrinconaron sus recuerdos lejos, se tildaron unos a otros de herejes y brujos y se quemaron y comieron como bestias sedientas… sacrificando sangre y adorando imágenes de hombres cuyo único poder siempre fue convencerlos de sus propios miedos.
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