Admiro más al Asesino que cree que el demonio tiene razón que al samaritano que va a cada domingo a la iglesia que dice creer en Dios y su palabra, y luego vende al vecino en una subasta a los lobos. Imagino que principalmente porque una de las mayores virtudes es la consecuencia. Vive de acuerdo a lo que creas, pero se consecuente con ello.
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