Terminada mi primera incursión como profesor en la clase de coquetería, donde pretendía coquetitizar a una chica algo tranquila, me embarco en la impertinente pero excitante adrenalina de escribir, ya sé que no es como conducir un formula uno, ni lanzarme en paracaídas, pero quien no ha escrito mis letras no podría comprender lo sensuales que son.
Sinceramente creo que tengo alguna especie de enfermedad, una manía, como esas de comer chocolate o limpiarlo todo compulsivamente, así mismo yo vomito palabras y palabras y si no las pongo en un recipiente, se mancha mi habitación de ideas y sacarlas lleva trabajo, ya lo dirá mi mamá. Pero como este padecimiento no tiene cura ni tratamiento diagnosticado simplemente me dejo entrar en el éxtasis de las letras sin mucho sentido que solo buscan contar al mundo que aún me encantan tus encantos encantadores de mujer hecha como el Desierto.
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