Pensaba que el día que regresaras, vendrías corriendo a mis brazos. Creía tristemente que lo que me decías era cierto, pero tantos quizás y tal vez siempre fueron un NO, siempre fueron ausencia y no presencia. Quise creerte una vez más, para apagar esta llama de agonía, esta llama de extrañar, pero siempre sucedía algo, siempre algo ocurría, algo que era más importante, algo que no podía esperar, o que si podía, pero a la hora de elegir, nuevamente no me elegías a mi, y ya esta, es valido, aunque triste de meditar. Y ya tanta pena me ha terminado por cementar, me ha silenciado y me vivo confundido sin saber como actuar. Porque aquel que temió que le juzgaran, fue quien primero juzgo mi forma de maniobrar.
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