martes, 11 de enero de 2011
"Tomates ajenos"
En este día tan típico de enero, con el sol enarbolado en su siempre cómodo asentamiento, es espectador privilegiado de tanta ocurrencia viviente y me despierto como todo día desempleado de enero, cuando ya el buenos días ha pasado a ser un error, pensando en que diantres sucedió en las pasadas noches llenas de estupor, en la que ningún ser humano se mira los rostros, donde la individualidad grupal se perdió, se escondió a 3 años luz bajo tierra, en un rincón al que no llega ni el mejor cazador. Entre tanta soledad no vista, el mundo no se entera de lo solos que están. El resto de la galaxia ya no viene a vuestros conciertos, ni venden sus galletas de Navidad por aquí. En fin, Como todo día de Enero, me siento en un momento sin tener un verso, a contar un cuento al ingenuo que se digne a escuchar y como premio al suicidio de leerme o escucharme le regalo un nuevo comienzo, le cuento que aún hay unos pocos de otros mundos, que se les antoja venir a traernos sus tomates y entregarnos su arte. Enderazar un tanto el rumbo. Pero a poco creerás que ya están por marcharse, están cansados y se agotaron sus tomates.
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