Sentado pensando, como piensa un idiota con mente de demente, se pasan las ideas de un lado a otro y se alborotan nerviosas pensando de cual de todas ellas me agarraré para analizar en desmedro de las miles otras que desecharé y se marcharán volando por el aire para que otro idiota las tome y las analice. De pronto una idea se siente importante y se arrebata mis sentidos, arrimada insolente imprudente, que te amorronas de los pies del resto para escalar hasta lo alto de mi conciencia, desmedida aparatosa y ruidosa que te saltas tus turnos y te abres camino sin importar la circunstancia, trepadora divina encantadora que me endulzas… Desmedida apetecible. Serénate tú, la idea antojadiza.
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